Bogotá, 23 de julio de 2011.- Una parte de los barrabravas (hinchas radicales) de Colombia ha abandonado las prácticas violentas y se ha volcado en una nueva filosofía que denominan barrismo social, que apuesta por trabajos a favor de la comunidad y por la convivencia pacífica entre los aficionados de equipos rivales.
El Mundial sub'20, que arranca el próximo viernes y se disputará en ocho ciudades colombianas, será su particular prueba de fuego, pues esperan compartir grada con los hinchas de los principales equipos del país para animar todos juntos a la selección tricolor.
"Tenemos ciertos compromisos con los líderes de las demás barras para poder llevar un evento en paz y para nosotros esto es muy importante", apunta a Ernesto 'Gato' Herrera, uno de los líderes de la Guardia Albirroja, que agrupa a los más apasionados del Santa Fe, uno de los equipos tradicionales de Bogotá.
Andrés 'Tata' Rincón, portavoz de los Comandos Azules, la hinchada del Millonarios, compañero de plaza del Santa Fe y uno de los equipos más tradicionales del fútbol colombiano, expresa: "se han presentado muchos conflictos en temas de mundiales, las barras de fútbol fueron las principales responsables y queremos cambiar eso".
Tanto 'Gato' como 'Tata' fueron unos temidos barrabravas que estuvieron involucrados en actos violentos dentro y fuera del estadio, pero cambiaron su mentalidad gracias a programas como Goles en Paz, de la Alcaldía Mayor de Bogotá; Jóvenes a lo bien, de la Policía Nacional; o al trabajo de la fundación Juan Manuel Bermúdez Nieto.
Las cifras de asistencia a dichos proyectos son difusas, pues la falta de disciplina y las amenazas de los violentos contrarios a la integración provocan que, en ocasiones, la participación de los jóvenes sea intermitente.
Goles en Paz, por ejemplo, contabiliza entre 600 y 1.000 beneficiarios en sus casi doce años de historia.
Con microempresas dedicadas a la confección de bolsas de basura o al estampado de ropa, dicho programa brinda a los barras la oportunidad de escapar a la espiral de violencia intrafamiliar, falta de educación y trabajo que los empujaba a refugiarse en la agresividad.
Los comienzos no fueron fáciles ya que, por ejemplo, las tres primeras reuniones acabaron a golpes. "Teníamos, como quien dice, asuntos pendientes", recuerda 'Gato'.
Además, al principio sentían rechazo porque creían que "el programa servía para infiltrar a las barras y obtener información para las autoridades", rememora John Colorado, quien por aquel entonces era líder del grupo Disturbio Rojo del América de Cali en Bogotá, y actualmente es gestor de Goles en Paz en la localidad de Rafael Uribe.
Y tras años de trabajo, ahora prefieren llamarse "barristas sociales", porque con su actividad contribuyen al beneficio de su grupo y su comunidad.
Los avances son importantes. El director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, el general José León Riaño, reconoce que el diálogo establecido con los barras "ha logrado hasta cierta medida mejoras en algunas ciudades". "Si no se hubiese hecho eso pues hoy sería peor", agrega.
Pero la normativa de la FIFA obligó a retirar las mallas de contención (redes metálicas) de los estadios colombianos por primera vez en su historia, por lo que el riesgo de choques entre aficionados aumentó considerablemente.
Es por eso que la Alcaldía Mayor de la capital colombiana decidió intensificar sus esfuerzos con el proyecto Bogotá es “Mundial Barras”, que, con 300 participantes, creó un auténtico laboratorio de convivencia entre muchachos de los distintos equipos.
"Se fueron a laboratorios de música, a laboratorios de alta gerencia para líderes de barras, de arte popular y diseño, de producción audiovisual y de tecnologías de la información" durante un mes, explica Catalina Hoyos, coordinadora del programa.
El proceso demostró que "a través del arte y la cultura sí pueden unirse, sí pueden compartir procesos de formación y sí pueden llegar a conocerse y establecer relaciones amables y cordiales", defiende Hoyos, quien apuesta por que el proyecto sea de largo plazo.
"Tenemos que actuar de prisa", advierte 'Gato', pues las bandas criminales emergentes (grupos armados herederos del paramilitarismo) intentan infiltrarse en las barras para obtener soldados.
"Si dejamos que se involucren en esto vamos a tener no ya un 'barrismo' violento, sino un "barrismo' terrorista", asevera.
Los enfrentamientos entre estos grupos también se han dado desde hace algunos años en otras ciudades subsedes del Mundial como Medellín, Cali y las del Eje Cafetero (Manizales, Pereira y Armenia), pero también allí las autoridades han tomado medidas para evitar actos violentos.
El Mundial sub'20, que arranca el próximo viernes y se disputará en ocho ciudades colombianas, será su particular prueba de fuego, pues esperan compartir grada con los hinchas de los principales equipos del país para animar todos juntos a la selección tricolor.
"Tenemos ciertos compromisos con los líderes de las demás barras para poder llevar un evento en paz y para nosotros esto es muy importante", apunta a Ernesto 'Gato' Herrera, uno de los líderes de la Guardia Albirroja, que agrupa a los más apasionados del Santa Fe, uno de los equipos tradicionales de Bogotá.
Andrés 'Tata' Rincón, portavoz de los Comandos Azules, la hinchada del Millonarios, compañero de plaza del Santa Fe y uno de los equipos más tradicionales del fútbol colombiano, expresa: "se han presentado muchos conflictos en temas de mundiales, las barras de fútbol fueron las principales responsables y queremos cambiar eso".
Tanto 'Gato' como 'Tata' fueron unos temidos barrabravas que estuvieron involucrados en actos violentos dentro y fuera del estadio, pero cambiaron su mentalidad gracias a programas como Goles en Paz, de la Alcaldía Mayor de Bogotá; Jóvenes a lo bien, de la Policía Nacional; o al trabajo de la fundación Juan Manuel Bermúdez Nieto.
Las cifras de asistencia a dichos proyectos son difusas, pues la falta de disciplina y las amenazas de los violentos contrarios a la integración provocan que, en ocasiones, la participación de los jóvenes sea intermitente.
Goles en Paz, por ejemplo, contabiliza entre 600 y 1.000 beneficiarios en sus casi doce años de historia.
Con microempresas dedicadas a la confección de bolsas de basura o al estampado de ropa, dicho programa brinda a los barras la oportunidad de escapar a la espiral de violencia intrafamiliar, falta de educación y trabajo que los empujaba a refugiarse en la agresividad.
Los comienzos no fueron fáciles ya que, por ejemplo, las tres primeras reuniones acabaron a golpes. "Teníamos, como quien dice, asuntos pendientes", recuerda 'Gato'.
Además, al principio sentían rechazo porque creían que "el programa servía para infiltrar a las barras y obtener información para las autoridades", rememora John Colorado, quien por aquel entonces era líder del grupo Disturbio Rojo del América de Cali en Bogotá, y actualmente es gestor de Goles en Paz en la localidad de Rafael Uribe.
Y tras años de trabajo, ahora prefieren llamarse "barristas sociales", porque con su actividad contribuyen al beneficio de su grupo y su comunidad.
Los avances son importantes. El director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, el general José León Riaño, reconoce que el diálogo establecido con los barras "ha logrado hasta cierta medida mejoras en algunas ciudades". "Si no se hubiese hecho eso pues hoy sería peor", agrega.
Pero la normativa de la FIFA obligó a retirar las mallas de contención (redes metálicas) de los estadios colombianos por primera vez en su historia, por lo que el riesgo de choques entre aficionados aumentó considerablemente.
Es por eso que la Alcaldía Mayor de la capital colombiana decidió intensificar sus esfuerzos con el proyecto Bogotá es “Mundial Barras”, que, con 300 participantes, creó un auténtico laboratorio de convivencia entre muchachos de los distintos equipos.
"Se fueron a laboratorios de música, a laboratorios de alta gerencia para líderes de barras, de arte popular y diseño, de producción audiovisual y de tecnologías de la información" durante un mes, explica Catalina Hoyos, coordinadora del programa.
El proceso demostró que "a través del arte y la cultura sí pueden unirse, sí pueden compartir procesos de formación y sí pueden llegar a conocerse y establecer relaciones amables y cordiales", defiende Hoyos, quien apuesta por que el proyecto sea de largo plazo.
"Tenemos que actuar de prisa", advierte 'Gato', pues las bandas criminales emergentes (grupos armados herederos del paramilitarismo) intentan infiltrarse en las barras para obtener soldados.
"Si dejamos que se involucren en esto vamos a tener no ya un 'barrismo' violento, sino un "barrismo' terrorista", asevera.
Los enfrentamientos entre estos grupos también se han dado desde hace algunos años en otras ciudades subsedes del Mundial como Medellín, Cali y las del Eje Cafetero (Manizales, Pereira y Armenia), pero también allí las autoridades han tomado medidas para evitar actos violentos.
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