domingo, 2 de junio de 2013

Pedreas y gases es el resultado de la eliminación del Cúcuta



En un partido que tuvo emociones hasta el final, Cúcuta Deportivo no pudo ganar y resignó sus aspiraciones de entrar a los cuadrangulares finales de la Liga Postobón. 

Faltando poco para el término del partido, llegó la noticia de que Pasto perdía con Itagüí. Eso equivalía a que el local podía meterse en la pelea por el campeonato, si derrotaba al Atlético Nacional. Apoyado por la tribuna, que cantó el clásico ‘si se puede’, el elenco rojinegro se fue en busca del gol y, en uno de esos intentos, consiguió un tiro penal que levantó de las sillas a los espectadores que asistieron al General Santander. 

Henry Hernández tomó la pelota, la acomodó y remató, pero Franco Armani le detuvo su disparo. A partir de ahí, todo fue desazón en el estadio. En los últimos minutos del tiempo regular, Luis Fernando Mosquera, en un contragolpe, puso a ganar a Nacional. En el descuento, Darío Bustos empató, de tiro libre, pero de nada sirvió. Primero, porque Cúcuta no ganó y segundo, porque Pasto logró empatar y pasar a las finales. 


Se desataron disturbios


Con el pitido final, los hinchas rojinegros empezaron a abandonar el estadio, cargados de ira y frustración. A las afueras, se encontraron con los seguidores de Atlético Nacional y en pocos minutos se desató una batalla a las afueras del General Santander. 

Debido al desorden que se formó, las puertas del estadio se abrieron nuevamente y la gente, asustada, invadió el terreno de juego, tratando de correrle a las grescas y peleas que sucedían afuera. 

La Policía empezó a lanzar gases lacrimógenos, por lo que el caos se apoderó del público en general. Debido al fuerte olor, los jugadores del Cúcuta debieron abandonar el camerino, en calzoncillos y toallas, y se fueron en busca de un lugar seguro. 

Mientras corrían mirando por sus familiares, fueron despojados de algunas de las prendas que llevaban puestas. Los hijos y esposas de algunos futbolistas debieron ser atendidos por la Cruz Roja, debido a los gases lacrimógenos.  El hijo del uruguayo Mateo Fígoli fue uno de los más afectados y en brazos de su mamá no hizo más que llorar. 

En la avenida tercera con Diagonal Santander los vidrios de varios carros fueron quebrados a pedradas por parte de hinchas de lado y lado.

Por lo menos dos agentes de la Policía resultaron lesionados. También, varios aficionados que se enfrentaron al término del encuentro futbolero sufrieron algunas heridas. 

Fue una noche negra para el Cúcuta en lo deportivo, pero fue peor lo que se vivió fuera del terreno de juego. 

Una vez más, la logística falló y los vándalos hicieron de las suyas. Durante una hora, las calles aledañas al estadio cucuteño fueron una zona de guerra. Al final, la policía dispersó a los aficionados que estaban armando disturbios y de a poco fueron evacuando a  la gente que seguía en el gramado del General Santander. 

Los jugadores fueron saliendo uno a uno, escoltados por la Policía, y todo quedó ahí. El fútbol volvió a quedar en segundo plano y la eliminación del Cúcuta resultó más que anecdótica. 


Plan Corazón Verde no funcionó


A pesar de que la policía metropolitana de Cúcuta envió un extenso comunicado, explicando todas las precauciones que iban a tomar para el partido y asegurando que no podrían entrar hinchas de Nacional que vinieran de Medellín, los seguidores del ‘verde’ hicieron de las suyas y llenaron el espacio que les dieron en la tribuna noroccidental del General Santander. 

Solo al minuto 84 empezaron a ser retirados masivamente los visitantes, por lo que le dieron oportunidad a los seguidores rojinegros de irlos a buscar a los alrededores del estadio. 

Los tres anillos de seguridad y los 500 policías dispuestos para el operativo del plan Corazón Verde Plus de la Policia Mecuc no fueron suficientes y rápidamente se formaron disturbios en las zonas aledañas al estadio de la capital nortesantandereana.

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